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domingo, 19 de julio de 2009

MERCADO PARA POBRES

Faro Rural

MERCADO PARA POBRES ( I )

Angelina Cortázar
El Desarrollo humano

Una tarea pendiente o superficialmente abordada por las políticas de estado de nuestro país, es la implementación de enfoques y estrategias para superar la exclusión de los sectores pobres de nuestro país hacia los mercados.

Esta tarea no es sencilla, dado que para lograr la hazaña, es fundamental haber recorrido un largo camino de iniciativas de desarrollo para innovar y promover el fortalecimiento de capacidades de los sectores rurales pobres hacia diversas temáticas como por ejemplo: La introducción de cambios tecnológicos tendientes hacia la productividad, el valor agregado a la producción primaria, la transformación, el desarrollo empresarial, acciones para diferenciar los productos mediante certificaciones, denominaciones de origen, pero principalmente no se atiende de manera honesta la formación del desarrollo humano tendiente a fortalecer la organización y el crecimiento personal de los productores de nuestro país.

La organización entendida desde un punto de vista de asociatividad representa un principio básico para todas las acciones de nuestra sociedad, sin embargo para los sectores de productores rurales pobres, la asociatividad está siendo entendida como un escenario para sujetar, condicionar, y coercionar los recursos que deberían estar destinados para desarrollar las acciones escritas en muchas (mas de 40) reglas de operación que año con año se publican con decálogos y múltiples buenas intenciones de los diversos programas para el desarrollo rural de nuestro país.

Desde la mirada reflexiva de caminante rural, puedo decir que el impacto de las políticas partidistas derivadas en las elecciones, están siendo un factor determinante en la inclusión de los pobres no solo a los mercados si no que también hacia una visión muy cómoda para el uso de los recursos.

En un artículo, Denisse Dresser, señalaba que nuestro sistema está basado en “derechos adquiridos” : El botín es nuestro país que se reparte a pedazos entre los ganadores, la política como instrumento de enajenación, el gobierno como instrumento de repartición y el resultado es garantizar la gobernabilidad y los recursos. Lo bienes públicos terminan en los bolsillos de manos privadas, un sistema de representación política que perpetua clientelas en vez de construir ciudadanos.

A nivel micro, lo mismo sucede en la sociedad rural: El “regalo-apoyo” garantiza y perpetua la clientela partidista, los recursos están siendo discretamente entregados pensados en como y cuando y para quien obtener algo. En los menores casos es el regalo de una camisa roja o azul o ‘verdecaca’ o amarilla y en mayores causas el uso y la distribución de recursos de este o aquel programa destinado al desarrollo rural.

Asi lo ven los productores:
--Inge no se ofenda, así ha sido siempre—

Me dijo hace unos días una mujer integrante de un grupo, el cual recibió una cantidad considerable de dinero para el desarrollo de una microempresa rural, precisamente dos días antes de las elecciones y enfrentaban el dilema de usarlo para lo que les fue entregado o repartírselos en partes iguales.

--Esto es lo que nos debe tocar—dijo otra,
--si no, que les va a tocar a mis hijitos—dijo cínicamente una mas. —

Discretamente dije:
--Oigan si desde esa perspectiva lo miran, ni siquiera tienen derecho a usarlo como un privilegio partidista porque ese recurso se los dio una entidad panista y ustedes son magistralmente priistas ---

--Ni van a saber por quien votamos--- dijeron riendo.

A estas alturas de la vida ya nada asusta, tan solo hay que saber brincar cosas como esta antes de ser pringada con el contubernio.

El sistema de este país funciona como maquinaria ajustada y aceitada en base al clientelismo político. Entonces ¿donde queda el desarrollo rural?

La asignatura pendiente es el desarrollo humano. Esa parte de mi, de ellos, mujeres y hombres de la nueva ruralidad con un enfoque mas humano e inteligente, en donde el privilegio de los recursos del estado quede para que los hijitos reciban el producto honesto del trabajo de cada quien. Somos una sociedad que esta viendo las cosas mal, pero poco podemos hacer ante un panorama nacional de la corrupción desde todos los niveles.

Partir del desarrollo humano, para rescatar al individuo e integrarlo a una sociedad en donde los valores que debieran preocuparnos es la educación, formación, compromiso y liderazgo dirigidos hacia un futuro mas justo; el surgimiento y permanencia de centros de servicio adecuados a las necesidades de las organizaciones de pequeños productores; lograr una organización eficiente de pequeños productores para aprovechar las verdaderas oportunidades del desarrollo de las microempresas hacia los mercados, asegurar un uso adecuado de los excedentes productivos para la calidad de vida e incidir en las políticas publicas para crear marcos favorables para el relacionamiento de los pequeños productores rurales con los mercados.

Parece nada, pero falta mucho...mucho por hacer.

lunes, 12 de enero de 2009

LA VISION DEL PEQUEÑO AGRICULTOR

De un libro de mi abuelo encontré una cita que ha marcado mi vida profesional como agrónoma. Este libro sin animo de equivocarme se llamaba la industria de la esclavitud y escrita por Miguel Ángel Menéndez. Este hombre, con un lenguaje del todo adornado de poesía y palabras mas o palabras menos decía que en esta tierra, nuestros antepasados se desprendieron del grupo de exploradores que venían del altiplano, para escoger estas tierras, ellos eran hombres pacíficos, y escogieron las tierras mas inhóspitas, paramos infecundos, las tierras mas pobres. Ello buscaban la paz y no querían tierras ricas, no querían guerras ni envidias así que escogieron esta tierra del mayab (Má- no; Yab-muchos; No muchos).

A lo largo de mi vida profesional he podido constatar que estas tierras de Yucatán, no son tierras para una agricultura industrializada o de grandes espacios o de monocultivos, nuestro suelo no tiene esa vocación, salvo una franja en el sur del estado formada por suelos profundos cuyas superficies planas la conforman suelos tipo luvisol, cambisol y rendzinas, que en lenguaje local representan suelos k'ankab o rojos, Hay lu'um o suelos iguales al k'ankab pero menos profundos y Chaltún, suelos que pueden ser rojos, rojizos o negros, y que es una etapa transitoria entre el k'ankabal y el tzekel que representa las grandes cantidades de fragmentos gruesos e interrumpidas con frecuencia por los afloramientos de roca de la piedra caliza laminar. Estas zonas representan aproximadamente 1, 670 Km2 de suelo del estado y son algo así como el 4.22% de tierra del total del estado. Son las únicas tierras de la región que pudiesen tener una aptitud para la práctica de una agricultura industrial o de alto uso de agroquímicos. De resto, nuestro suelo se clasifica en áreas de una inmensa fragilidad que en caso de seguir dando el uso actual, estamos ante el riesgo de crear graves conflictos ecológicos.

Practicar agricultura industrializada en áreas ajenas a los kankabales del sur del estado, representa un acto de suma irresponsabilidad. La agricultura de la zona henequenera o los tzequeles más bien debería ser una agricultura auto sustentable, de producción familiar o de sistemas naturales u orgánicos de producción. Unos días antes, en una institución apéndice del gobierno del Estado, platicaba con un funcionario de gobierno acerca de esta idea y palabras mas o palabras menos me contesto: --Es una real pendejada apoyar a productores con uno o dos mecates de siembra, luego los pendejos no lo cuidan, no lo fertilizan y eso crea vectores para la propagación de epidemias principalmente de afidos u otros vectores.--

Como casi siempre suele suceder, cuando un funcionario habla, lleva entre si su propia idiosincrasia. El problema no es apoyar al productor con uno o dos mecates de siembra, el problema es que no tiene a nadie quien le oriente de como mantener un programa alterno de producción bajo un principio tecnológico y que eso lo lleve cada vez a incrementar su superficie y que ese mecate del que fue apoyado, represente una oportunidad de crecer y aprender una nueva forma de producir. (O desaprender el uso indiscriminado de agro venenos)

Cerca del 80% de nuestros productores campesinos, no siembran hectáreas de cultivo, siembran mecates y los que mas arriesgan, han hecho cerca de 12 mecates porque han ido acrecentando su experiencia de manera iterativa, enseñanza que llevan casi toda su vida y año con año ante nuevos retos climáticos, de temperatura, de alteración de ciclos de lluvias-sequía, aunados a mañas de funcionarios públicos en muchas ocasiones ponen al borde de la perdida su único patrimonio.

La agricultura campesina en Yucatán la han convertido invisible, una gobernadora que cree en ella pero desde una perspectiva maternal que le hace regalar una coa, o un machete o una motobomba.

La agricultura campesina a través del mundo representa un movimiento muy fuerte, es la agricultura de los pequeños y ellos también pueden, como diría Polan Lacki. El dice ciertamente que hay que efectuar un vinculo obligatorio: entre una fuerte introducción de "insumos intelectuales" en el proceso productivo y gerencial, como única alternativa realista para contrarrestar la insuficiencia de "insumos materiales", como es el caso de Yucatán, donde los subsidios y recursos mas importantes son para los que "tienen" o pueden pagar las cada vez mas altas condiciones del tomaydaca.

Se ha subestimado insultantemente el papel del extensionista en nuestro estado. Los que hay, los vemos pululando en las oficinas de gobierno, principalmente de la secretaria de fomento rural en busca donde acomodar su venta del día que por lo general son un cúmulo de papeles, porque en eso se ha convertido, en gestor de papeles y le pagan por meter la mayor cantidad de papeles a la secretaria, papeles que con un poco de influencia y suerte también serán un bien o un subsidio mas, para sus representados.

Hay mucho trabajo por hacer en este nuestro vituperado sistema de producción agrícola. El impulso mas grande que el gobierno pudiese hacer para mejorar la economía de los sectores campesinos de zonas consideradas no agrícolas (la de los campesinos poquiteros, los pendejitos, como les llaman en las dependencias de agricultura) es el de involucrar de manera inteligente las tendencias económicas actuales y convertirlas en una oportunidad de negocio para ellos.

Los pobres en Yucatán como en América Latina y el caribe, son rurales en una alta proporción, y la pobreza más dura es también rural. Ellos obtienen sus alimentos de su propia producción de mercados informales, donde no siempre la capacidad de regulación de los gobiernos es adecuada. En esos mercados, la discrecionalidad de los intermediarios y tiendas rurales puede ser muy fuerte.

En este marco es claro que años de descuido sobre las políticas agropecuarias hacia los pequeños productores en la mayor parte de los países, los deja desprotegidos de las fuertes variaciones de precios de productos e insumos, pudiendo afectar su seguridad alimentaria. Estamos seguros que las respuestas que han dado muchos grupos organizados de pequeños productores y campesinos, pueden arrojar importantes lecciones para políticas públicas. (Intercambios 93)

Los pequeños productores y campesinos pobres pueden con un apoyo decidido, comprometido y entusiasta de gente que no solo los ve como "los pendejitos", si no como un eslabón, --un pequeñísimo eslabón-- que puede hacer compatible la participación en los mercados, y participar con su 'centavo para completar el peso' para la seguridad alimentaria, en esta actual coyuntura mundial de variaciones de precios de los alimentos. Se benefician ellos y la sociedad también, entonces dejemos que la agricultura industrializada, la de las grandes extensiones continúen con su vorágine destructiva en aras de las economías de grandes consumos. Apostemos a los pequeños, los grandes ya saben como, apliquemos tecnología para aquellos que de poco en poco construirán una nueva visión de que los pequeños también pueden, como un camino realista, quizás el único posible.